Vamos a intentarlo otra vez, vamos a escribir con disciplina, podría ser los ocho de enero en paginas amarillas como Isabel Allende, pero la verdad es que suelo estar ocupada la primera semana de cada mes, y he descubierto que cuando nos distraemos trabajando la nostalgia y las alegrías pasan raudas y aquello que me llama a escribir generalmente esta revestida de cualquiera de las dos emociones.
Han pasado varios años, Dios es testigo que he escrito en cuanto papel me he tenido a la mano, desde mis agendas regaladas, hasta páginas sueltas de un anotador que suelo tener en mi velador, igual he juntado en mis cuadernos todo aquello de lo que he querido hablar alguna vez, creo que soy una coleccionista de sueños, pero soy floja para llevarlos a la practica. Por otro lado, siempre me asiste una desazón inexplicable cuando termino un pendiente, he tratado de autojustificarme sola y creo que por allí, es la cosa, dejar pendientes para mi, resulta como siempre tener algo que hacer a futuro y decirle a la vida, aún tengo motivo para estar aquí en este tiempo y en este mundo.
Han pasado muchas cosas estos años, me he sentido bien, me he sentido mal, no solo he llorado sino que destapado muchos huecos en mi, he dejado entrar la luz y he descubierto que sonreír no era tan malo, he cerrado también otros tantos, para descubrir que decir no , no era tan difícil, he dejado de aceptar a la gente solo porque si, o porque debo, para ahora elegir con quien quiero estar, hablar, compartir, ser seria, ser exigente, ser amable, ser yo misma, tomar un trago sin dar explicaciones y acabar por fin esa relación no entendida.
Pero sobre todo, han sido años de preparar la segunda parte de mi vida, solo para enterarme que si bien nosotros hacemos planes, algo mas grande que nosotros nos abre las puertas y señala los caminos. Dicen los mayores, uno propone y Dios dispone, desde mi preparación emocional, académica, laboral, creo que yo propuse mucho, pero El siempre anda disponiendo pues casi nunca termino donde planee estar...
Hoy, por lo pronto entro al tercer tramo de mi compromiso con mis nortes, la carrera de la menor esta planeada y contrario a lo que se estila, mis chicos quieren irse de casa y la verdad, yo también los quiero despachar, no por que me estorben ya que a lo mucho jode la ociosidad de su generación cansada, sino por que es su tiempo y como todo se cierra en círculos, les he asegurado que en su momento seré yo quien querrá estar sola, habiendo cumpliendo con ellos, me tocará decidir donde viviré mi siguiente juventud, escogeré mi departamento de soltera o mi asilo con comadres, aun no lo se, pero les he prometido que intentaré darles la menor lata posible...
Vamos a tratar de escribir mas seguido... vamos a leer y trasladar tanto papel reunido... agendemos los lugares por visitar... quien sabe y si yo no lo logro, mis hijos algun dia les digan a mis nietos "estamos aqui por que la abuela siempre quiso venir y no pudo"... vamos pues....
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